sábado, 14 de septiembre de 2013

Una historia de amistad


En el año 2004 comencé a estudiar en el populasrh Liceo de Niñas de Concepción, era uno de los mejores liceos municipales en ese tiempo, hacían examen de ingreso y sólo algunas quedaban. Recuerdo lo nerviosa que estaba cuando fui a ver la lista, rezaba porque mi nombre estuviera ahí, no porque amaba el liceo sino porque no me había inscrito en ningún otro y no quería perder el año. Mi primer día de liceana fue un caos, mis dos hermanas me fueron a dejar y no las podía echar porque mi hermana mayor estaba entusiasmada recordando su adolescencia. El lugar estaba lleno de niñas esperando ser destinadas a sus respectivas salas, eran llamadas por orden de apellido y de curso. Pasó el primero A, el B, el C, el H y aún no me nombraban. El calor se hacía cada vez más intenso, y era obvio miles de niñas en un gimnasio, en pleno mes de marzo y más encima usaba el sweater del liceo para verme ordenada. Por fin llegó la letra I, mi letra de curso por dos años, fingí entusiasmo porque quedé con algunas compañeras de colegio, pero la verdad es que me daba lo mismo. Las primeras semanas fueron terribles, no soy de llevarme bien con mi mismo sexo y estaba en un establecimiento lleno de ellas, ¿qué hago? pensaba, ¿le digo a mi papá que me quiero cambiar? ¿o le hablo a alguien?, no hice ninguna de las anteriores. No recuerdo bien como llegué a sentarme con Camila, la que ahora es una de mis mejores amigas, pero si recuerdo muy bien que después de un tiempo pasó a ser mi razón de levantarme cada mañana para ir a clases. Conversábamos de la vida en general y de la vida en específico y cuando nos retaban mucho, por la misma razón, nos escribíamos en un papel, tipo chat, (aún tengo esos papeles guardados). Luego de unos meses ella se aburrió de mí (aún se lo saco en cara) y me pidió que me sentara con otra niña porque ella se quería sentar con su compañera de puesto, acepte dignamente y no dije nada. La otra rechazada es María, (acabo de darme cuenta de que el bordado está en orden de llegada a mi corazón) la enana era la más dulce, sí, ERA, me llamaba la atención su forma de hablar, tiene un tono de voz tan bonito, y su letra era digna de ser de ella, ni con lupa la podía leer, nos hicimos amigas rápidamente, a pesar de que nunca fue nuestra intención. A la Caro la conocí el primer día de clases, pero nunca me pescó, era tímida y calladísima, pero ahora sé que sólo fue un truco para conquistarme. En tercero medio elegimos la misma área, biológica y comenzamos a hablar y habla y hablar y hablar y no hemos parado hasta ahora, sin duda es la que más me hace reír y la que más me saca información cuando no quiero hablar de algo, es excelente escuchando y una experta en descubrir cuando no estoy bien. Cada una tiene un pedacito de mi corazón, un pedazote en realidad, y la verdad es que no me imagino sin ellas, son parte de mi todo, de lo que soy como persona, son una fuerza importante para mantenerme viva, un pilar fundamental. Nunca me he enamorado de un hombre, pero me he enamorado de tres hermosas mujeres y me enamoro de ellas cada día, cada segundo que compartimos, que hablamos, que reímos o lloramos. La vida me ha dado cosas maravillosas y sin duda alguna mis amigas son un ejemplo de ello.  

2 comentarios:

  1. Me encanta, sigue así!! Me gusta un montón. Besitos desde mi blog!! Nat&Tara, pásate. Love de Nic. :3

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