Otoño-invierno

Definitivamente prefiero los días llenos de nubes, esos días fríos donde todo se ve más bonito y más romántico, donde la gente te abraza con ganas y te invita a tomar un café. ¿Qué importa que me tenga que vestir como si fuese a la nieve si puedo mirar a las personas a la cara sin lentes de sol, ni sol que me arrugue la frente ? Los días fríos son la excusa perfecta para regalonear y comer chocolates, para quedarse en cama viendo una película o leyendo un buen libro, para tener una larga conversación con alguien o para simplemente mirar por la ventana como los árboles van perdiendo las hojas y las gotas de lluvia refrescan la ciudad. Los días fríos son especiales para estar en casa con la familia cerca de la chimenea, tener conversaciones del recuerdo y risas que limpian el alma. Las nubes son mi parte preferida del cielo en días fríos. Recuerdo que cuando chica pensaba que eran de algodón y soñaba con saltar sobre una. Mi ilusión se acabó cuando mi papá me llevó a lo más alto de una montaña y vi como se me acercaba una nube atravesándome como una simple neblina, luego se puso a llover y fue realmente hermoso. A pesar de que ya sé que las nubes no son de algodón las sigo amando y viendo con asombro cada día que aparecen, sobre todo en los días de otoño-invierno.